Columna de opinión publicada por El Tipógrafo
En la región de O’Higgins, desde la Fundación María José Reyes (FMJR) hemos detectado un alarmante 59% de rezago lector en segundo básico, basado en una muestra de más de 1.000 estudiantes de los establecimientos escolares con los que trabajamos. Como coordinadora del programa ‘Leer en Familia’, he comprobado lo esencial que es el rol de los padres en fomentar la lectura. Tener libros accesibles y dedicar unos minutos diarios para leer juntos no solo mejora las habilidades lectoras de los niños, sino que también fortalece los lazos familiares. Además, elegir libros que les interesen y compartir nuestras propias experiencias lectoras puede hacer maravillas.
La lectura abre puertas a nuevos mundos, fomenta la empatía y mejora el desempeño académico. Promover la lectura desde el hogar es una responsabilidad compartida con un impacto duradero. Con el apoyo de las familias y la comunidad, podemos asegurar que cada niño desarrolle su máximo potencial a través de la lectura. ¡Hagamos de la lectura una aventura diaria!
Por último, no debemos subestimar el poder del ejemplo. Los niños imitan lo que ven, y si observan a sus padres leyendo y disfrutando de los libros, es más probable que adopten estos hábitos. Participar en actividades de lectura en la comunidad, como visitas a la biblioteca y sesiones de cuenta cuentos, también puede reforzar estos esfuerzos, creando un entorno donde la lectura se valora y se disfruta colectivamente. Con estas acciones, estamos construyendo un futuro donde la lectura es una herramienta esencial para el desarrollo y el éxito de nuestros hijos.
Katherine Melgarejo
Coordinadora proyectos
Fundación María José Reyes