BienEstar

Violencia en la escuela y salud mental

El alarmante incremento de denuncias por convivencia escolar —más de mil quinientas en el primer trimestre de este año, según la Superintendencia de Educación— confirma una realidad ineludible: la violencia en las escuelas es hoy uno de los desafíos más urgentes del sistema educativo chileno. Lo preocupante es que, pese a la abundante evidencia sobre sus causas, la prevención y la intervención siguen siendo claramente insuficientes.

Existe amplio consenso respecto de cuatro factores que aumentan la probabilidad de ocurrencia de estas situaciones. El primero es un contexto social que tiende a normalizar la violencia, desde las incivilidades cotidianas hasta hechos delictuales de alto impacto. Esta atmósfera de descontrol y agresividad inevitablemente se infiltra en la vida escolar.

En segundo lugar, la disfuncionalidad familiar de múltiples causas cumple un rol crucial. El entorno emocional y normativo donde se cría un niño es clave para desarrollar empatía, conducta prosocial y autorregulación. Factores socioeconómicos, educativos y territoriales pueden debilitar a las familias, reproduciendo modelos negligentes, permisivos o derechamente violentos de generación en generación.

Tradicionalmente, las escuelas han sido espacios capaces de contrarrestar estas condiciones, mostrando otras formas de relación. Pero hoy, los colegios están sobrepasados. Se les han delegado responsabilidades que exceden su rol formativo y no cuentan con los recursos humanos ni herramientas adecuadas para enfrentar la magnitud de las agresiones. Esto afecta directamente la salud mental de los equipos docentes y deteriora el clima escolar.

A esto se suma la saturación de los servicios estatales: salud mental, apoyo social y judicial. La demanda supera con creces la capacidad de respuesta, y no siempre existen dispositivos eficaces para atender los casos que requieren intervención especializada.

El panorama es complejo y requiere una respuesta urgente y sistémica, quizás del alcance del Plan de Reactivación Educativa. Desde la Fundación María José Reyes, buscamos aportar un grano de arena ofreciendo apoyo psicológico gratuito a niños y niñas de escuelas vulnerables en la región de O’Higgins y en la isla Robinson Crusoe.

Creemos firmemente que la intervención temprana, preventiva y con psicoterapia infanto-juvenil, especialmente cuando incluye a las familias, es clave para acompañar a las comunidades escolares en este desafío que ya no admite más espera.

Mauricio Soto Retamal

Director programa BienEstar

Fundación María José Reyes